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No creo en los papeles, sí en los valientes.
- 23/08/2023
- Publicado por: Lucía Di Lorenzo
Estuve meditando cuál sería la mejor forma de evaluar a los alumnos y alumnas de la Escuela, como no me gustan las exigencias y los compromisos no elegidos, fue que me propuse entregar diplomas a cada persona que concurra al taller y exhiba su evolución con amor y cariño.
El sistema es el siguiente, al presentar las piezas de los módulos que trabajamos les doy el diploma correspondiente. No creo en los papeles, sí en el reconocimiento, y este mundo que estamos habitando exige ciertos esquemas para posicionarnos y encajar en algún sitio. Es por ello que a mi rebeldía de estar fuera del sistema la dejo un poquito de lado y me adapto a él, no como una subordinada sino como parte de un juego. Sé que si hago estas cosas, gano. Entonces les pedí sus piezas y recibí todo tipo de devoluciones; refunfuñamiento (del verbo refunfuñar) felicitaciones, pánico, embole, nervios, lugares incómodos.
Tuve 13 valientes, que espero sean ejemplo del resto. Lo fueron para mi. Ver en sus caras la emoción de presentar las piezas y que fueron capaces de crear cosas tan lindas, valió la propuesta.
Si bien en esta galería no están todas las piezas presentadas me gustaría nombrar a cada alumno y alumna que finalizó con éxito alguno de los módulos y presentó sus piezas: María Eugenia Nemes, Cecilia Wunsh, Valeria Lapunov, Rosario Rodríguez, Pamela De Cuadro, María José Fernández, Lourdes Martínez, Daniela Brito, Claudia Prandi, Danusa Konrath, Diego Gazzani, Maria José Galleno, Carolina Rodriguez.
Asimismo la evolución que transitaron desde el primer contacto con el metal hasta ese momento, con cada una recordé el proceso, sé que a Cande le pasó lo mismo, los miedos y frustraciones, las alegrías y abrazos, los días que todo salió bien y los que no tanto. Todo ahí, en una cajita o sobre toda la mesa, porque hubieron quienes un alhajero les quedaba muy chico para mostrarse y llevaron todas las piezas que habían hecho. Tantas tantas que se desbordaban por las ventanas de la escuela y los vecinos empezaron a salir de sus casas viendo ese espectáculo de luminosidad exagerado y poco oportuno para un día de semana. Demasiada luz hacía visibles sus oscuridades.
Yo soy muy mala para contestar mensajes, sobre todo si son para empezar a venir a la escuela (lo trataremos en otro momento), y hace unos dias me encontre pensando que tal vez esa persona que me escribió estaba venciendo muchos miedos antes de tomar la decisión de escribirme y yo le estaba respondiendo con una ausencia de contestación. Muy mal de mi parte, no hace falta decirlo e intentare ser mas consciente al respecto, pero lo traigo en este momento porque las personas a las cuales sí les conteste, y estan compartiendo el taller diariamente también tuvieron que enfrentarse a su decisión de aprender este oficio, vencieron varias limitantes y ahí estaba yo para verlo. Así que mi agradecimiento es eterno, por haberse animado y por haber confiado en mi Escuela para hacerlo.
13 valientes tienen su papel ahora, para colgar en un cuadrito y recordarse cada vez que lo vean, que todo es posible.