Les voy a contar una historia. Un día como hoy, 7 años atrás, estaba cumpliendo 32 años de vida sobre esta tierra y comenzando lo que voy a llamar mi tercera vida. Con dos hijos varones, una reciente separación y un novio nuevo me adentraba en este viajecito de la escuela del Amor.
Todo comenzó un poco por necesidad y otro poco por aburrimiento. Necesidad porque “los volver a empezar” traen como consecuencia el hacerse cargo de cosas que antes estaban resueltas, por lo menos fue así mi caso. Y aburrimiento en sentido literal de la palabra, estaba aburrida de hacer joyas en soledad y precisaba una forma nueva de vivir mi trabajo.
Por ese entonces, yo asistía a un grupo de meditación y magia “Los Magos” y el facilitador de las meditaciones (Addi) me pidió que le enseñe joyería a cambio de clases de Yoga, yo accedí rápidamente. No sé exactamente cómo sucedió pero unos días después, el 19 de octubre del 2016, en el garage de la casa de mi madre estaba inaugurando un taller con 4 mesitas para dar clases a aquellas personas que se animasen a intentarlo. Un detalle, no tenía plata.
Me había separado del padre de mis hijos, quien traía estabilidad económica al hogar, y como siempre confié en que el universo me iba a proveer de lo necesario para vivir, nunca me preocupé por tener ahorros. Pedí plata y un garaje prestado (gracias mama) compre alguna herramienta y conseguí 3 mesitas de joyería. Una amiga del alma me dio sus herramientas para darme una mano ya que ella se iba a una aventura mucho más loca en Canadá, de la cual no ha vuelto (otra historia), y así en unos días nacía el primer tallercito del amor. Con un baño compartido con Chepa, la gata, un jazmín que en diciembre nos alegraba el espíritu y un ciruelo que nos daba frutos en cantidades asombrosas.
A fin de año tenía 3 o 4 alumnos, no recuerdo bien. Lo que sí sé es que para marzo ya estaban los grupos llenos, y muchas de las personas que empezaron a venir en marzo de 2017 siguen al firme hasta el día de hoy y son familia. Entre ellas Cande, que hoy trabaja a la par conmigo y agradezco eternamente que se hayan atravesado nuestros caminos.
Así empezó todo, el resto de la historia la dejo para otra ocasión. Feliz cumpleaños para mi y para la Escuela, chin chin…Agradecida siempre.
Lu